La planta Cannabis Sativa, así como sus derivados y componentes es utilizada por la humanidad desde hace miles de años. Los primeros indicios escritos de su uso se encuentran asociados a la cultura China e India en el año 2000 a de C. y fue utilizada con fines médicos, recreacionales, ritualistas y textiles.
Cannabis Sativa posee aproximadamente 400 compuestos diferentes y al menos 60 de ellos fueron clasificados como cannabinoides.
Entre ellos podemos citar los siguientes como mayoritarios:
El efecto biológico de estos compuestos en nuestro organismo se logra a través de la unión a receptores de membrana del sistema endocannabinoide conocidos como CB1 y CB2. Los receptores CB1 son muy abundantes en SNC, cerebelo, hipocampo y ganglios basales, donde median la inhibición de varios neurotransmisores excitadores e inhibidores.
El receptor CB2 se expresa predominantemente en células del sistema inmune y hematopoyéticas. La amplia distribución de los receptores del sistema endocannabinoide nos da un indicio claro de que los cannabinoides se encuentran asociados a diferentes y muy diversos procesos celulares.
Actualmente se reconoce al aceite de cannabis como una de las formas de presentación más difundida en nuestro país para el consumo de cannabinoides en el contexto medicinal. Se han reportado beneficios en el uso como antiepiléptico, analgésico, como inhibidor del vómito, para el tratamiento del dolor crónico, fibromialgias, en las contracciones musculares involuntarias, etc. La versatilidad de estos efectos está asociada a la composición del aceite de cannabis pudiendo ser rico en THC, en CBD o de ambos como compuestos mayoritarios.
Este producto no intenta diagnosticar ni curar ninguna enfermedad. Pero si puede ayudar a reducir y mitigar el padecimiento.